COVID-19 y fumadores: ¿Cómo podría afectarles?

Para comprender los verdaderos riesgos de un fumador en tiempos de COVID-19 es importante comenzar por varios conceptos. El primero es la dependencia a la nicotina. Cuando dicha sustancia llega a los pulmones mediante la inhalación del humo de tabaco, incrementa la liberación de químicos cerebrales llamados neurotransmisores (en este caso dopamina) que ayudan a regular el ánimo y el comportamiento produciendo una sensación de bienestar. Por eso al abandonar el consumo de tabaco, se experimentan síntomas de abstinencia como la irritabilidad, ansiedad y depresión.

El humo del tabaco contiene más de 60 sustancias químicas con efectos nocivos que pueden dañar casi todos los órganos del cuerpo humano, así como su sistema inmunológico. Un fumador tiene mayores probabilidades de padecer enfermedades cardíacas, accidentes cerebro- vasculares, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), diabetes, hipertensión, problemas circulatorios, infecciones, problemas dentales, en la piel y ciertos tipos de cáncer como cáncer de pulmón, garganta y próstata.

 Durante la pandemia del COVID-19, los fumadores son uno de los grupos más afectados. ¿Por qué?

 Al llevarse constantemente las manos a la boca o compartir cigarros electrónicos y pipas de agua o vapers, los fumadores permiten que el virus penetre más fácilmente al organismo, aumentando el riesgo de contagio. Su sistema respiratorio también se encuentra alterado por la destrucción de las cilios, pequeñas células que recubren las vías respiratorias y evitan que mucosidad o impurezas pasen a los pulmones durante la respiración.

Dicha purificación natural del aire que respiramos deja de suceder en el organismo de un fumador, y la acumulación de suciedad en los pulmones provoca numerosas lesiones en el sistema respiratorio que derivan en enfermedades y los padecimientos ya mencionados. Otra consecuencia es, por supuesto, la inflamación crónica que resulta en una mayor susceptibilidad a infecciones y al estrechamiento de los conductos de aire o destrucción alveolar.

Los fumadores pueden llegar a tener 10 años menos de vida en comparación a un no fumador y, en estos tiempos, no solo es importante dejar de fumar para tener una mejor esperanza de vida, sino para evitar infecciones pulmonares y contagios. Sí tú o alguien que conoces ha estado fumando más últimamente, no descartes acudir a una evaluación para que encuentres el mejor tratamiento médico y conductual para dejar de fumar, así como buscar alternativas naturales y sanas para disminuir la ansiedad sin poner en riesgo la salud. 



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