
La importancia de los telómeros durante la pandemia del COVID-19
COVID-19 no es la primera pandemia de la historia humana, y ciertamente no será la última. Gracias a la medicina moderna, mantenemos a las enfermedades infecciosas causadas por bacterias y virus en gran parte bajo control. Sin embargo, la posibilidad inesperada de cepas que nos toman por sorpresa ocupa un lugar preponderante. Hemos sido inundados con información acerca del Coronavirus (COVID-19) durante el último par de semanas.
Todos sabemos que las tasas de mortalidad son significativamente más altas entre las personas de edad avanzada. La pregunta es, ¿por qué?
Una gran parte de la respuesta reside en sus telómeros.
Su cuerpo en guerra
Luchando contra una infección viral pone una gran presión para su cuerpo, especialmente en sus telómeros.
En un artículo titulado, "La inducción de la telomerasa en las células-T: una cura para el envejecimiento y la enfermedad?” Rita Effros observa que durante una infección, las células T y los CD8, que defienden el organismo de los microbios invasores, puede llegar a su límite de Hayflick por el agotamiento de sus telómeros. Si su telómeros ya son cortos, entonces esto es más probable que suceda.
Esto no es nada bueno porque el uso de las células T y B son particularmente importantes cuando nuestros cuerpos se enfrenta a nuevos agentes patógenos, como el COVID-19. Cuando las células T y B son todavía inexpertas para atacar a los virus, necesitan aprender a atacar a estos nuevos patógenos y la capacidad de adaptación de nuestro sistema inmunológico depende de la cantidad de estas células (Hodes, 2002).
La gente de noventa años o más viven ese tiempo debido a que sus sistemas inmunológicos siguen siendo en gran parte intactos. De hecho, los estudios han encontrado en repetidas ocasiones que las personas de más de noventa años mantienen relativamente largos sus telómeros (Terry, Nolan, Andersen, Perls). El acortamiento de los telómeros es la consecuencia de que las células repetidamente se dividen. La metilación de ciertas secuencias de ADN contribuye a que las células senescentes – disfuncionales, que son las células que no se dividen, contribuyan a una serie de problemas de salud crónicos.
Para citar Horvath, el autor del reloj de la epigenética, "a pesar de que el reloj de la epigenética no se refiere a la longitud de los telómeros en las células diferenciadas, varias líneas de evidencia sugieren que la biología de los telómeros se refiere a epigenética del envejecimiento en las células madre." La disfunción de los telómeros es un factor conocido en la disminución de la producción de células troncales, que es una de las razones por las que los Sistemas de Salud ofrecen la telomerasa, como terapia génica.
La metilación del ADN es otra. La metilación (inflamación celular) de las áreas críticas tiene "graves efectos" en la diferenciación de las células madre. Es decir, la capacidad de las células madre para transformarse en el corazón, el hígado y el riñón a células a regenerarse por sí mismas.
La infección nueva, más la condición de inflamación permanente en las células, la cual tienen la mayor parte de los adultos mayores a 45 años, nos llevan a un estado crítico que nos puede costar la vida o en el mejor de los casos a enfermedades crónico-degenerativas.
La medición telomérica es quizás la herramienta más útil que tenemos en la medición precisa de la edad biológica. Es por eso que Cenegenics México ofrece un programa basado en recuperar la longitud telomérica, el estándar de oro para calcular la edad biológica.
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Dr. Jorge Arriola
Presidente Cenegenics México